Los agujeros negros, como el que el 10 de abril se vio a través de la primera fotografía de estos objetos, están formados por enormes cantidades de materia comprimida en un área pequeña, según la NASA, creando un campo gravitatorio masivo que atrae todo lo que lo rodea, incluida la luz. También tienen una forma de sobrecalentar el material a su alrededor y de deformar el espacio-tiempo. El material se acumula alrededor de los agujeros negros, se calienta a miles de millones de grados y alcanza casi la velocidad de la luz. La luz se curva alrededor de la gravedad del agujero negro, que crea el anillo de fotones que se ve en la imagen. Los métodos de captura de imágenes utilizados para capturar la foto revelan que el agujero negro supermasivo tiene una estructura en forma de anillo y una sombra, que está representada por una región central oscura.
La primera imagen de un agujero negro jamás tomada no solo se ha comparado con el ojo de Sauron, sino también con una versión borrosa de Gargantúa, el agujero negro supermasivo de la película Interstellar, de Christopher Nolan. Kip Thorne, premio Nobel de Física en 2017, colaboró con el equipo de la película para que esta fuera lo más fiel a la ciencia posible. Y Gargantúa sigue lo que se sabía hasta el momento acerca de los agujeros negros. Como explica Kip Thorne en su libro The Science of Interstellar (la ciencia de Interstellar), “los agujeros negros no emiten luz, así que la única forma de ver Gargantúa es por la influencia de la luz de otros objetos”. El agujero negro “emite una sombra negra en el campo de estrellas y también desvía los rayos de luz de cada estrella, distorsionando el patrón estelar que capta la cámara”. Alrededor del agujero negro está el llamado disco de acrecimiento: todo el gas y polvo que gira alrededor de este cuerpo, cayendo poco a poco hacia él. En la película, este disco es la fuente de luz del planeta de Miller, que los protagonistas exploran para saber si podría albergar vida. Pero el disco de acrecimiento se ve distorsionado por la gravedad, lo que forma otras dos imágenes: una que gira por encima del agujero negro y otra por debajo.
El código informático creado para generar las imágenes de un agujero negro en Interstellar, la famosa película de Christopher Nolan, reprodujo una imagen de tal precisión que dio origen a un verdadero hallazgo científico. Un equipo de expertos liderado por el astrofísico Kip Thorne, asesor contratado por Nolan para otorgarle mayor verosimilitud a su film, aportó los cálculos necesarios para darle vida a Gargantúa, un agujero negro de sorprendente realismo. Gracias al exhaustivo trabajo realizado por los científicos, las cámaras lograron captar con gran exactitud lo que un hombre vería al orbitar cerca de uno de estos gigantes cósmicos. El hecho, de trascendencia científica, permitió reconocer una deformación del espacio alrededor del hoyo negro que deforma también el disco de acreción, creando un extraordinario halo de luz alrededor de la esfera negra. Un llamativo descubrimiento que podría situar al diseño de efectos especiales en un lugar de gran interés para la ciencia.
Los agujeros negros son para muchos una celda sin salida, sin embargo el reconocido astrofísico Stephen Hawking no está de acuerdo. En medio del lanzamiento del programa Iniciativa Agujeros Negros, de la Universidad de Harvard, Hawking reveló su visión y estimó que podría ser errado llamarles “prisión eterna”. “Los agujeros negros no son las prisiones eternas como se pensaban”, indicó en declaraciones recogidas por el diario britanico Daily Mail. “Las cosas pueden salir de un agujero negro, tanto hacia el exterior como a otro posible nuevo universo”, añadió, en una idea similar a la vista en la película de ciencia ficción Interstellar. Tras ello, Hawking bromeó con los mil asistentes y afirmó que “si sientes que estás en un agujero negro, no te rindas. Existe una salida”.
Los agujeros negros son para muchos una celda sin salida, sin embargo el reconocido astrofísico Stephen Hawking no está de acuerdo. Durante la charla, el físico teórico explicó que los agujeros negros podrían ser enormes entidades –tan grande como la distancia del Sol a Júpiter– y pequeñas, del tamaño de una montaña. Asimismo, indicó que lo que entra a un agujero negro y su información no se perdería, aunque sería difícil de interpretar. Algo así como una enciclopedia quemada, que si bien no pierde su información, no sería sencillo leerla o recuperarla. Según el diario universitario The Harvard Crimson, Hawking concluyó que “el mensaje de esta exposición es que los agujeros negros no son tan negros como los han pintado”.